martes, 18 de agosto de 2015

Hoy es una de esas noches, como tantas hubo en mi vida, que no puedo dormir porque las lágrimas me ahogan. Soy mujer y eso tiene sentido, siempre lloramos.
Pero esta vez esas lágrimas tienen otro sabor, no son solo de tristeza, no son de bronca, son de decepción e ira.
La decepción se desencadeno cuando me di cuenta lo idiota que podemos llegar a ser las mujeres. Sufrimos por cada desamor, por cada vez que nos mienten o nos engañan. Y la verdad es que nos mienten desde nuestra niñez con esos estúpidos cuentos de hadas, con las princesas y los príncipes que juran eterno amor por nosotras.
La ira es porque por mas idiotas que seamos, no es justo que los hombres (en su mayoría, no quiero meter a todos en la misma bolsa) jueguen de la manera que lo hacen con nuestra plena entrega. Somos capaces de hacer cualquier cosa por ellos. Nos volvemos permisivas, pseudo madres, les lavamos hasta los calzones y ellos nos devuelven.... ¿Que nos dan?
Yo he llegado a extremos inpensados por amor, muchas veces no me reconocí, y se que esta mal. Horas de terapia me hicieron dar cuenta que cambiar por ellos no sirve, ni aunque te conviertas en la mejor de todas.
Todos dicen:"algo mejor va a llegar", y a vos los años se te pasan en el "mientras tanto".
 El punto es, todo termina, hasta el mas inmenso amor.
Quizás por eso todos los cuentos terminan con la palabra: FIN.